Dr. Rafael G. Martínez Zárate[1]
Un objeto arquitectónico al integrarse al sistema urbano, forma una multitud de discursos o sistemas de signos a fin de comprender su función significante y los múltiples significados que determinan su identidad a través de la relación que se establece entre el objeto y el individuo como usuario-habitador-observador.
La semiótica ayuda al arquitecto a comprender cuál es el sentido, significado o efecto de esta relación que se establece entre el objeto arquitectónico y su usuario-habitador-observador, permitiendo la traducción de significantes en el proceso habitabilidad-función-comunicación
Este proceso no puede nacer sin la costumbre, ni tampoco sin el consenso colectivo, debe haber acuerdo sobre el objetivo para cuya consecución el objeto se emplea y ha de ser comprensible su utilización. El problema es que un objeto arquitectónico, por lo general, no se vincula a una única función; sino que se puede utilizar para realizar diversas funciones
Los espacios arquitectónicos son el mensaje en el esquema básico del proceso de comunicación, el usuario que los vive habita y transita, es el receptor; cuando realiza una acción, se activa, le da movimiento, y esto se traduce en las diferentes funciones y actividades que desarrolla y que conforman un determinado contexto urbano-arquitectónico, donde el arquitecto actúa como emisor y la sociedad como receptora.
El usuario-habitador, se convierte en el punto central del diseño, es el quien reciben los mensajes, quien los vive habita y observa. A partir de esta relación, el diseño adquiere su propia objetivación, su especificidad. Esto incluye la crítica del objeto concreto como producto ambiental, su aspecto sensorial y estético y sus procesos de desarrollo, habitabilidad, circulación y uso vivencial
La dualidad semiótica entre la función práctica y la simbólica, se aplica al diseño arquitectónico en su relación objeto-sujeto dentro de los diferentes escenarios donde se dé, se trata de lo simbólico del objeto y la vivencia del usuario, y sus significados están conformados por el conjunto de todas las emociones, sentimientos, vivencias y experiencias que se experimentan
El proceso es muy claro: el emisor arquitecto, efectúa un enunciado a través del objeto que contiene un significado; pero éste no puede ser presentado directamente al destinatario-usuario, por lo que debe ser asociado a algún objeto sensible que sea percibido por el destinatario-receptor, a través del cual se establecen códigos, es decir, relaciones adecuadas entre los significados y los significantes
Para interpretar el mensaje que el objeto arquitectónico envía al usuario-receptor, es necesario analizar el discurso objeto-función que se centra en los signos y símbolos que la Arquitectura utiliza para dar a entender al usuario su significado y significante considerando que el significado es el concepto, la idea, lo subjetivo que puede variar de acuerdo a la cultura, historia, la comunidad, al tiempo etc. y que el significante viene a ser el contenido material del objeto que conjunta una serie de signos y símbolos con su imagen y forma, siendo el objeto el que designa y el concepto lo designado la relación entre la idea y la realidad, por ejemplo: al objeto casa, hospital, templo que son el significante, se hace referencia al significado la idea que se tiene de edificio.
La semiótica arquitectónica como disciplina analiza el modo en el que los individuos de una comunidad dan significado a los diferentes discursos simbólicos que rodean al entorno urbano-arquitectónico y se presenta en el momento en que la idea o concepto se transforma en algo significativo no sólo para el arquitecto que la elabora sino para sus receptores los usuario-habitadores.
El símbolo objeto en arquitectura es un elemento importante de la comunicación arquitecto-usuario que hace referencia al acto mediante el cual se intercambian ideas o pensamientos, involucradas en el acto del Diseño Arquitectónico y qué hace referencia cada uno de los elementos que se utilizan. Lo mismo sucede con los símbolos ya que los mismos no explicitan siempre su significado sino que en la mayoría de los casos el mismo está oculto, implícito y las personas lo reconocen a partir de la comprensión previa del símbolo.
Hay muchos elementos en la comunicación que pueden ser entendidos como símbolos cuando uno normalmente sólo reconoce algunos. Cada una de las letras que estamos utilizando al escribir este texto actúa como símbolo de un sonido que se hace reconocible y puede formar palabras. También son símbolos aquellos que se utilizan para hacer cuentas matemáticas, o los dibujos que uno puede realizar. Muchas cosas pueden convertirse en símbolos siempre y cuando se comprenda su significado y entonces al colocar esa representación gráfica (por ejemplo el símbolo de la paz) se sepa a qué hace referencia.
Los símbolos son importantísimos en la comunicación e incluso las culturas que no desarrollaron un lenguaje escrito los tenían ya que cada uno de ellos podía representar una idea compleja. Los jeroglíficos por ejemplo son una clara muestra de comunicación basada en símbolos en donde cada uno de ellos no representa un sonido sino una idea o concepto, lo cual los hace mucho más complejos.
Hoy en día, muchos símbolos están asociados a marcas y empresas ya que en el mundo de la comunicación empresarial es muy importante elaborar un diseño que sea reconocible luego con el producto. Por lo tanto, cada empresa, cada marca o negocio desarrolla un símbolo unívoco, que nadie más puede utilizar y que busca distinguir al producto o servicio de otro de manera tal que cuando se ve ese diseño se reconoce inmediatamente de lo que se está tratando de hablar.
[1] El Dr. Rafael G. Martínez Zárate, es Arquitecto por la Escuela Nacional de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México, Maestro en Educación Superior por la Universidad Intercontinental y Doctor en Arquitectura con Mención Honorífica por la Universidad Nacional Autónoma de México.
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