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ARQUITECTURA, DISEÑO ARQUITECTÓNICO, Teorias de la arquitectura

EL ESTILO COMO CONCEPTO SEMIÓTICO EN ARQUITECTURA

Este trabajo explica el concepto semiótico de estilo, sus características, su interpretación y su relación social como significante cultural desde una perspectiva cronotópica y su diferencia y analogías con los significados formales.

Generalmente cuando se inicia un tema de trabajo se genera una serie de preguntas, ¿Qué es?, ¿de Qué se trata?, etc. por esta razón se inicia comententando que de acuerdo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Español:

Estilo m. es un punzón que usaban los antiguos mesopotámicos para escribir en sus tablillas, modo de escribir, sinónimo de forma, modo particular de un artista, de una época, de un método, carácter, moda, manera, costumbre, etc.

Después de este safari por el mundo del Diccionario, existe una gran variedad de definiciones del término, para lo concerniente a este trabajo, solo se consideraran aquellos que aclaren el tema; éste, es un grave problema al que se enfrenta un interpretante de significados, en cualquier campo de la investigación y principalmente de la Semiótica y de la Arquitectura, por esta razón se determinará el término signo estilístico para denotar la idea de denominación y evitar connotaciones paralelas.

Un concepto clave para entender este campo semiótico es la semiosis que se entiende como al creación de significados a partir del empleo de signos de algún tipo, siempre y cuando sean fácilmente interpretados por el receptor, toda significación involucra tres instancias: El objeto a representar, el signo que lo representa o sustituye y el interpretante que lo recibe e interpreta.

Henry Focillon define el término como, “el estilo es un absoluto que puede ser una variable”, o sea, nuevamente la connotación de variable-invariable, continua designando una cualidad superior de la obra de arte, aquella que permita trascender en el tiempo y en el espacio, y permanecer invariante aún después de pasado su momento histórico, interpretando esto se puede decir que aún después de haber manifestado el significado del mensaje en su momento el signo conserva su contenido semántico sin diferir del significado inicial.

Todo Ser Humano utiliza el estilo como un recurso del que se vale como vehículo para expresar su capacidad de trascendencia, ya que su contenido semántico es invariante, por lo tanto se puede mencionar que el signo estilístico es un sistema de códigos formales de expresión sintáctica que obedece las reglas válidas para un momento y  un lugar dado; José Ortega y Gasset menciona que “el estilo es la fisonomía del artista que se inicia desde la selección del tema a tratar y la manera como lo desarrolla”, un estilo es también un sistema de formas coherentes unidas por una conveniencia recíproca cuya armonía se busca través del uso de la forma, estos sistemas de códigos formales están en continuo movimiento y transformación, de aquí la analogía que hace Goethe con el proceso de metamorfosis de las plantas en su continuo desarrollo.

Por su parte Federico Nietzche comenta que “el estilo son como las formas de dos fuerzas artísticas que brotan del seno mismo de la naturaleza, sin interposición del artista, fuerzas por las cuales se satisfacen plenamente los instintos artísticos de la naturaleza”.

De igual manera René Descartes decía que “el estilo era como el sentido común, la cosa más difundida, parte de la naturaleza humana, la parte visible de la manera de expresarse, obedeciendo los impulsos naturales del cosmos”.

En relación a las definiciones antes expuestas se puede tener una idea no muy clara de lo que es el estilo, pero también se puede dilucidar que el estilo es un factor de expresión natural que tienen los seres vivos para dar forma y proyectar sus pensamientos, es una fuerza interior por medio de la cual se puede dar forma a pensamientos, ideas y creatividad, es el repertorio de códigos formales natural del Ser Humano que permiten la transmisión de mensajes con un sentido particular.

Juan de la Encina, por su parte dice a través de la frase, “el estilo es el hombre”, explica que el estilo es un elemento tan natural que lo identificamos fácilmente con el artista, o sea, que la obra adjetiva al creador, pero también hace mención que plantearía como mejor representante del estilo al gato por su cualidad innata de estar dotado del estilo más puro, más elegante y más preciso, menciona que el estilo viene a ser las superaciones en distinto grado de la inercia, de la pesantez y torpeza de la materia, de nueva cuenta considerando al gato comenta, que este animal es todo espíritu, porque es todo fibra, todo nervio, y su materia se ha hecho en él movimiento flexible, intenciones que se transmutan rápidamente en movimientos los cuales a su vez son fuente continua de aptitudes y formas elegantes, de esta manera antepone a la frase “el estilo es el hombre”, la alegoría de que “el estilo es el gato”, y además lo remarca al decir que el día que un artista alcance un estilo semejante al gato ¡qué gran artista ha de ser!, gran símbolo del estilo es este magnífico animal.

Considerando que el estilo es la manera particular que tiene el ser humano para expresar sus ideas, sus intenciones e intereses de una manera natural, se puede decir que dentro del plano semiótico este se puede considerar como el contenido sintáctico de los signos expresivos de la creación, es la manera como el artista estructura la relación de los signos entre sí formando sistemas particulares que permiten una interpretación única o tendiente a identificar el mensaje con el emisor; esta característica del artista permite ubicarlo dentro de un plano referencial al utilizar un sistema de signos característicos, codificados de manera personal e inmutable, mediante lo cual, el interpretarlo puede referir a un marco de significación definido.

EL SIGNO ESTILÍSTICO

El ser humano tiene entre el mundo animal, la facultad de poder expresar de manera significativa sus pensamientos, mediante códigos convencionales que le permiten designar las cosas que le rodean, de esta forma cataloga y ordena el mundo en el que se encuentra inmerso, todo aquello que le interesa y lo circunda lo ha designado, lo ha recreado conceptualmente hasta el grado de abstraerlo del mundo físico real y trascenderlo al nivel intelectual, de convertirlo en un objeto ideal sin una conexión real con su mundo, como un signo interior; esta singularidad humana le permite rodearse de conceptos transmisibles, inteligibles a través de los cuales se comunica con sus semejantes, dejando huella de su paso por la historia.

A esta creación de códigos referenciales que designan objetos, ideas o pensamientos se les denomina dentro del plano semiótico Producción de Signos y Sistematización de Códigos, o sea la capacidad humana de crear señales o de indicios formales que definan cronotópicamente un mensaje o expresión dentro un momento histórico y su contexto socio-cultural dado.

El estudio de las relaciones existentes entre la idea y el objeto, como resultado de una acción creativa se inicia con los filósofos griegos, los cuales generan dos corrientes de pensamiento, la analógica que estimaba que entre los objetos producidos y la intención existe una relación natural llamada estilo, por otro lado está la anomalía que postulaba que dicha relación no era natural sino arbitraria establecida por la acción del individuo de una manera consciente y convencional.

De los argumentos que postulaban estas dos corrientes filosóficas, poco a poco fue integrándose un cuerpo de ideas que dio origen al estudio del signo estilístico, considerado  como el universo sintáctico mediante el cual el artista refleja su peculiar manera de comunicarse.

Este planteamiento se ha ido esclareciendo por medio de los postulados teóricos de la semiótica aplicados al terreno del arte y la arquitectura, al considerar ésta como el resultado de las manifestaciones formales que el artista o arquitecto crea a partir de ideas dadas y resueltas con un enfoque particular llamado Estilo.

Este proceso que supone la designación de la forma de expresión de los objetos creados, ha sido estudiado por Saussure, el cual organizando todas las experiencias anteriores ha logrado construir la más coherente y aceptada teoría a la cual él llama Signo Estilístico.

No es característico de los objetos creados tener por sí mismos un estilo, éste les es impuesto por el creador, de esto no se necesita mayor prueba que reflexionar sobre el hecho de que en ocasiones con solo interpretar los códigos referenciales del objeto se puede fácilmente identificar al creador, estos signos particulares son la esencia del estilo natural o convencional del individuo, en este proceso lo que hace el intérprete es relacionar el objeto creado con los sistemas de signos personalizados, y de esta forma la analogía con el devenir del trabajo realizado por el artista o arquitecto.

Saussure, emplea el término Signo Estilístico, para evitar imprecisiones  que pudieran darse dentro de la terminología de la filosofía del arte y la Arquitectura, ésta a su vez, se plantea como un sistema de signos y las unidades que lo componen se denominan signos estilísticos.

El signo estilístico que caracteriza una obra arquitectónica es una unidad sígnica que se compone de dos elementos, el primero considera la imagen objetual o producto formal, el cual se conoce como significante y el otro el significado, es la imagen conceptual del objeto, que se entiende como mensaje o parte ideológica, la carga semántica que contiene el objeto espacial terminado.

De lo anterior se desprende que el significante es  la imagen visual, objetual o elemento formal del que se vale el arquitecto para que se perciba la forma creada, el elemento simbólico o contenido material del signo, lo que se percibe a través de los sentidos y que no se debe confundir con el signo mismo.

Por otro lado el significado viene a ser el aspecto no visible del signo, el contenido no material, la cosa no perceptible por los sentidos, la idea que refiere a la forma subjetiva de pensamiento o sea el contenido semántico del signo, el estímulo racional que genera la imagen perceptual.

Para poder entender mejor el concepto de significado y significante como elementos estructurales del signo estilístico, se puede hacer una analogía entre dos productos espaciales lejanos en el tiempo histórico, pero unidos íntimamente por su carga ideológica. Por un lado la catedral de Notre Dame en la Ille d´ France construida en un estilo Gótico en el siglo XIII por el gremio de masones franceses a partir de códigos formales imperantes en su momento tanto en alzado como en planta y por otro lado la catedral católica de Santa María ubicada en la Ciudad de Tokio, construida por el arquitecto Kenso Tange que presenta un estilo moderno contemporáneo, cargado de signos formales actuales que responden a un momento tecnológico y constructivo diferente al ejemplo anterior.

De estos ejemplos se desprende el análisis sígnico, ya que por un lado el producto formal de los dos edificios es diferente tanto en materiales como en su imagen visual, mientras una es una masa inmensa de piedra, con un criterio estructural a base de compresión, la otra viene a ser una construcción de concreto armado con un criterio estructural a tenso compresión; estos vestigios formales son lo que conforma el significante, es la materia del objeto lo que se percibe sensorialmente, lo mutante del edificio; por otra parte está lo inmutable, el contenido semántico , el concepto, lo que no se percibe, el mensaje; de esta forma el contenido sintáctico de los dos objetos es diferente en el tiempo y el espacio, pero su contenido semántico es el mismo.

Conviene especificar en este momento que el estilo no lo es solo como una imagen visual, sino, lo es en la medida que el significante conlleva un significado y ambos se interpretan como Signo Estilístico.

Juan Pablo Bonta comenta que los precursores de la Arquitectura Moderna propugnaban por una arquitectura vacía sin significado, que debía estar exenta de adornos, pensaban que esto la privaría de un mensaje explícito, pero el signo en sí mismo contiene el mensaje reprimido que se interpreta más fácilmente, por lo tanto este intento fracasó y actualmente se pretende explicar el proceso de diseño desde un punto de vista científico-funcional, que responda a demandas específicas a través de procesos racionales controlables de investigación.

A pesar de que se podría pensar que pudiese existir un significante sin significado en el Signo Estilístico, esto no puede ser posible dado que el significante surge de la idea del significado o sea se percibe algo que le preexiste, sin embargo ese algo que el significante va a expresar no es en sí el significado en el sentido especializado en que estamos empleando el término, ese algo que el significante va a expresar a través de los signos visuales, es el objeto mismo, el cual no debemos confundir con la idea que se tiene de él, o sea, la imagen visual de sí mismo pero no es el objeto mismo, sino su imagen conceptual.

LA LINEALIDAD DEL SIGNO ESTILÍSTICO

De acuerdo a lo anterior se puede ejemplificar la problemática que plantea el relacionar el signo estilístico con sus elementos conformantes. La imagen visual y la imagen conceptual, o sea el objeto expresado formalmente por el arquitecto, con la idea que de él se tiene; para ejemplificar esto se mencionarán dos proyectos de conjuntos habitacionales, que al contrario del ejemplo anterior, no están alejados en el tiempo pero sí en su imagen formal, el proyecto de Ciudad Flotante de Kiyonori Kikutabe y el concepto de Células Enchuflables conocido como Clip-On de W. Chalk y por último el proyecto de Plugin City del Grupo Archigram, este concepto de casa habitación presentado en cada caso es distinto en su contenido formal pero, conserva su significado el concepto de espacio habitable, en estos ejemplos se puede ver como el signo estilístico es diferente según el creador, pero su contenido semántico en todos los casos es el mismo.

De esta manera no se puede decir, que el signo estilístico sea solo un catálogo de formas expresivas que se utilizan arbitrariamente y sean codificadas como estilo, sino por el contrario son sistemas de signos que al expresarse ponen de manifiesto el concepto de solución arquitectónica que tienen sus autores, aún a pesar de que los resultados difieran tanto entre sí, esta relación no se establece por el solo uso de los signos, sino por medio de la codificación de los mismos y la aportación estilística de los autores.

De lo anterior surge que el Signo Estilístico depende de la forma como se combinan los elementos y se crean los repertorios formales codificados, que al utilizarse forman cánones de aplicación que definen el estilo, y que se desarrollan en el tiempo, o sea que se suceden unos a otros y dependen de la intención del arquitecto que los produce, esta característica se deriva de la naturaleza objetual del significante, como estructura organizada de formas que envían una señal al interpretante a través del significado.

LA RELACIÓN SIGNIFICANTE DEL SIGNO ESTÍLISTICO

El análisis de esta relación puede clarificar plenamente los conceptos de indicadores, indicios y señales que son los instrumentos de expresión de los que se vale el arquitecto para formular mensajes particulares a los usuarios u observadores del objeto arquitectónico.

Un indicador es una expresión directamente perceptible por medio de la cual es posible conocer acerca de otros signos de expresión no perceptibles directamente o sea de signos reales o virtuales. El arquitecto manipula espacios convencionales para indicar a sus usuarios la actividad y función de los mismos por ejemplo jardines, plazas vestíbulos, pasillos, escaleras etc. donde el usuario interpreta el elemento material perceptible, pero no el contenido semántico de espacio como de reunión o de paso.

Por otro lado se tienen las señales que son de acuerdo con Erick Buyssens una clase especial de indicadores que cumplen con dos requisitos, deben usarse deliberadamente para que el interpretante sepa que le están comunicando claramente la función del signo, por ejemplo una puerta, una ventana, un pórtico, pero a diferencia de los indicadores estas señales son deliberadas, le dicen que son el único lugar donde se puede ejercer esa función pasar, ver al interior, acceder, etc. de estos indicios se vale el arquitecto para  para estimular en el usuario emociones, sentimientos, experiencias y sensaciones deliberadamente, a través de la manipulación de ambientes directamente relacionados con la capacidad creativa del arquitecto definiendo su estilo personal de resolver problemas funcionales.

Este tipo de señales presentan forma, significado e interpretación, cuando son emitidas por su creador, las señales comunican, los indicios solo indican y ambos expresan o significan una idea formal, según el Signo Estilístico utilizado.

Las señales de hecho no comunican realidades sino que por el contrario, solo estados de conciencia del emisor, la información estilística queda suspendida en la mente del intérprete. El significado de las señales es por lo tanto un producto conceptual que interesa el inconsciente del usuario, mientras que el significante es un producto cultural y como tal goza de un estatus propio, independiente de la realidad contextual. El arquitecto hace uso de modelos ajenos a su realidad para enfatizar una idea o imagen visual.

Todo esto para Saussure, constituye la linealidad del  Signo Estilístico, en la que radica el mecanismo por medio del cual unos signos pueden combinarse con otros y hacer posible la comunicación arquitectónica.

En resumen los signos estilísticos aislados sirven para designar funciones claramente perceptibles por el usuario, la comunicación se establece cuando se combinan un conjunto de signos arquitectónicos de una manera o estilo particulares;  esto se debe a la facultad que tienen los signos de desarrollarse linealmente y las posibilidades de combinación son ilimitadas y solo están determinadas por imágenes preconcebidas por el arquitecto.

Por último es necesario hacer mención de la diferencia entre el significado y el significante desde el punto de vista pragmático, ya que estos dependen en gran medida de la estructura mental del arquitecto, por lo cual el significado viena ser el mensaje sustancial de la obra arquitectónica, el precepto hecho imagen formal, mientras que el significante encierra la información relativa al contexto cultural, al acervo que maneja el arquitecto, su información sobre el problema y la capacidad de abstracción y síntesis , o sea la conceptualización del objeto arquitectónico así como el bagaje cultural del objeto.

Como conclusión, el estilo viene a ser la aplicación práctica de indicios y señales desde un punto de vista particularizado, que califican al significado y al significante de la obra terminada como elemento único, planteando cánones codificados a través de sistemas de signos claramente perceptibles e identificables con el contexto de su creador. En resúmen Juan de la Encina tiene razón:

EL ESTILO ES EL HOMBRE”

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