ANÁLISIS Y CRÍTICA ARQUITECTÓNICA
Dr Rafael G. Martínez Zárate[1]
La crítica y el análisis arquitectónico se enfocan a la descripción, evaluación, interpretación y autocrítica de un objeto arquitectónico a través del examen detallado de todas y cada una de las partes características o cualidades que lo constituyen su concepto, diseño, construcción estructura, etc. para discernir o emitir juicios sobre su contenido significativo
Considerando que el objeto de la crítica es estudiar la condición propia de cada obra de arquitectura, en relación a otras obras o en relación a otros campos del conocimiento, se puede obtener una imagen flexible y abierta del objeto que permita aventurar nuevos trazados en el curso de la arquitectura esto supone considerar la obra, no como campo de la coherencia en relación a una teoría establecida, sino como coherente en sí misma y en relación a un entorno cambiante.
Si el objetivo principal de la crítica es mejorar la calidad de la arquitectura y éste se cumple cuando se brindan enfoques de mejoramiento o enseñanza, y su propósito es mejorar el futuro arquitectónico las Escuelas de Arquitectura deberían aplicar el análisis y la crítica arquitectónica, como método didáctico a través de programas que faciliten el diálogo entre asesor y alumno con observaciones, recomendaciones e intenciones de diseño, arquitectura y su relación con el medio ambiente para poder emitir juicios sobre las obras de Arquitectura y Urbanismo.
La mejor crítica integral debe establecer criterios desde los que se pueda descifrar la producción arquitectónica, que plantee parámetros objetivos que se desliguen del gusto y la moda, que permita depurar las obras de arquitectura y defina las diferencias entre los distintos modos de vivir la arquitectura que establezca protocolos, criterios de calidad, en diseño forma uso y significación.
El método valorativo que es un modelo básico de crítica que inicia con descripciones intuitivas y empíricas que proponen interpretaciones, tentativas y contradicciones sobre el objeto, se articula a través de un conjunto de verdades o paradigmas establecidos desde las que se juzga la coherencia del objeto arquitectónico.
El método autónomo propone una visión científica sobre aquello que analiza como entorno de conocimiento de modo que extraiga lo más importante y sustancial y reafirme la autenticidad de la obra y pueda servir como guía en la investigación sobre nuevas formas y nuevos enfoques de la realidad arquitectónica en relación con las transformaciones culturales tecnológicas y sociales una crítica holística y radical de la obra arquitectónica.
El método histórico investiga la arquitectura como objeto contenido en sus propias reglas y desde ellas describe sus condiciones su misión es mostrar las capas que componen la obra, localizar las interferencias, las anomalías, los descubrimientos, las irregularidades y analizar si desde ellos se puede proceder al establecimiento de nuevas concepciones generales del proyecto.
El reto de la arquitectura contemporánea es dejar de constituirse desde las referencias establecidas como verdades y tratar de responder a una realidad en continua transformación y a una sociedad que plantea retos nuevos e inmensos a los que no se puede responder con herramientas modernas sino con herramientas contemporáneas.
O como diría J.M. Montaner “Se trata de construir un nuevo pensamiento que interprete que detrás del mundo de las formas existen implicaciones sociales y éticas; cada posición formal remite a una concepción del mundo, el tiempo y el sujeto. Construir sistemas interpretativos de síntesis que sepan conciliar las interpretaciones formales con la crítica a la ideología, es decir, que expliquen el arte, la arquitectura y la ciudad desde lo social y político pero que, al mismo tiempo, sepan analizar a fondo las obras, rechazando explicaciones simplistas y esquemáticas que pretendan reducir la complejidad de los mundos creativos y formales exclusivamente a condiciones económicas e ideológicas
El crítico de arquitectura requiere una amplia gama de atributos que consideran un amplio conocimiento y experiencia en el campo de la arquitectura, poder de persuasión, habilidades para la investigación, equidad de juicio y razonamiento lógico en sus argumentos. Comprender el punto de vista del arquitecto porque este profesional ayuda al arquitecto a comprender la naturaleza de su ejercicio y a desarrollar un juicio crítico al respecto.
[1] El Dr. Rafael G. Martínez Zárate, es Arquitecto por la Escuela Nacional de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México, Maestro en Educación Superior por la Universidad Intercontinental y Doctor en Arquitectura con Mención Honorífica por la Universidad Nacional Autónoma de México.
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