PROYECTO EDUCATIVO EN LA ENSEÑANZA EN ARQUITECTURA
Ante la posibilidad de trabajar un proyecto educativo para un grupo social determinado, se deben considerar las actitudes complejas que presenta la configuración genética y cultural del ser humano; todo individuo, posee la capacidad de pensar y sentir que ha sido determinada por sus antecesores, tanto por sus características hereditarias como en sus hábitos y costumbres; esto permite a cada uno de los seres pensantes que pueda desarrollar toda una gama de pensamientos y emociones, que entran en juego a la hora de cimentar el carácter y los hábitos del individuo.
Por esta razón, antes de proponer un proyecto educativo, es necesario definir claramente los motivos que persigue la propuesta académica y el aspecto valoral de la educación, considerando la función que estos valores van a desempeñar dentro del complejo proceso psicosocial del individuo; definir también que objetivos y metas persigue para perfeccionar al ser humano en todos sus aspectos y dimensiones físicos, psicológicos, intelectuales, morales, sociales, ideológicos, etc.; que estructura de conocimientos, valores, hábitos y destrezas va a desarrollar para que le permitan enfrentar y asimilar creativa, inteligente y tenazmente el universo físico y social que se pretende abordar dentro de su grupo social.
Considerando que la educación es “un proceso de comunicación y asimilación sistemática y crítica de la cultura para la formación integral del ser humano”[1]; y que no se debe reducir a una mera aculturación social, sino por el contrario, buscar en ella como sugiere Vygotsky, la internalización de los conocimientos desde la reflexión crítica y sistemática, su conceptuación como base de una reconstrucción y aprehensión lógica, consciente y racional de la realidad.
Es necesario considerar ante esta definición, de qué manera puede un individuo internalizar estas reflexiones críticas e integrarlas al acervo de sus conocimientos, señalando el ineludible cuestionamiento axiológico y ético implicado, incluyendo la autoapropiación del sentido y el alcance del aprendizaje.
Educar es un proceso social a través del cual, se fomentan la aptitud y actitud por medio de la cual, el individuo tiende a lograr la realización de todas sus potencialidades; toda actividad educativa debe incluir en sus fines, los procesos a través de los cuales se logre el desarrollo integral de estas potencialidades; para tener una base epistemológica en la toma de decisiones sobre el modelo a proponer para la especialidad, primero se analizarán las corrientes conductistas y neo-conductistas, que dicen que la enseñanza es la capacidad que tiene un individuo para reforzar sus hábitos o conocimientos, estas características se hacen patentes en la medida que el individuo, refuerza en su conducta los hábitos y conocimientos aprehendidos en función de un objetivo determinado.
La doctrina del condicionamiento operante de Skinner, dice que “a medida que una persona intenta desarrollar algo y le agradan los resultados, es muy probable que repita dichos actos en lo sucesivo, posiblemente de la misma forma, entre más se repita la acción agradable, el individuo repetirá dicho acto hasta hacerlo parte de su conducta”. esta corriente, sostiene que aprender es una modificación relativamente permanente del comportamiento observable de los individuos, producto de su experiencia; y que las condiciones básicas para que se produzca el aprendizaje son:
- una ocasión o situación donde se realiza la conducta.
- la emisión de la conducta o acción realizada.
- los efectos de la conducta sobre el medio.
A este efecto de la conducta sobre el medio y principalmente sobre el alumno cuando este incrementa la probabilidad de ocurrencia de la conducta, se le llama reforzadores y a la triple relación de ocasión, emisión y efectos, se les llama contingencia de reforzamiento.
Dentro de los procesos de enseñanza del Diseño Arquitectónico, esta situación se presenta frecuentemente y se le denomina sistema de acierto-error[2], responde a una relación de estímulo respuesta, cuando cada solución acertada, refuerza los patrones de diseño del alumno, creando un código repertorial que utilizará continuamente; el problema se presenta en el hecho de que este hábito de diseño, no permite formar juicios, y las soluciones lo mismo pueden ser buenas o malas, ya que ambas se forman de la misma manera, mediante la repetición y el arraigo; los procedimientos y técnicas de reforzamiento se basan en el estímulo de las conductas esperadas en sustitución de aquellas consideradas inadecuadas, con la condición de ir restando el apoyo del profesor al alumno, hasta que este pueda construir su propio conocimiento;. .
Como parte del conjunto de elementos de la conducta, Skinner plantea el uso de los objetivos, es decir, cuando un individuo enfrente una situación problemática, se plantea objetivos a cumplir, traza metas que permitan la solución del problema; y una vez ante la situación, necesita reconocer e identificar los recursos con los que cuenta para intentar su solución; de la situación surgida realiza una interpretación, es decir analiza y prevé cuáles serán las acciones que se realizarán para resolver el problema, ya sea este intelectual o material; una vez establecidas las posibilidades de acción o los métodos que puedan elegirse, se opta por el mejor y aparece el elemento decisión, se toma una decisión respecto de varias posibilidades de acción y después se realiza la acción que conduce a que la meta se logre, en cuyo caso surge el reforzamiento de las experiencias adquiridas.
Dentro de la acción educativa, estas condiciones se repiten continuamente de tal manera que el profesor debe guiar al alumno hacia el reforzamiento de las experiencias obtenidas, planteando situaciones o problemas semejantes o combinando situaciones próximas, en función de los objetivos determinados por los programas y contenidos de las materias. Hay que considerar que frecuentemente en la enseñanza del Diseño, se presenta el caso de que las acciones resultan negativas y se produce la frustración del alumno; este puede reaccionar en dos formas, la primera, en forma inadaptada o sea abandonando o desistiendo al logro de la meta, por lo que la carrera de arquitectura presenta un alto grado de deserción, y dos en forma adaptada cuando vuelve a reiniciar el proceso, lo reanaliza, revisando las alternativas de acción y proponiendo nuevas soluciones hasta alcanzar la meta trazada.
En segundo lugar se analizará una propuesta humanista, que no tiene nada de esquemático, ni mucho menos de mecánico, este enfoque, define su problemática en el estudio integral de la persona como entidad única, fundamentando su epistemología en las corrientes filosóficas del existencialismo y la fenomenología, sustentando los supuestos teóricos en la llamada tendencia actualizante, o sea la responsabilidad humana de los actos volitivos y la propuesta de una educación integral, que destaca los procesos socio emocionales del alumno, en función de que quienes lo establecen son los profesores que tienen a su cargo directamente la enseñanza del alumno y reaccionan ante las motivaciones diferentes de cada individuo, en los términos del desarrollo del individuo como ser humano en función de su unidad y dignidad personal.
La ventaja que tiene este enfoque en la formación de los arquitectos, es que se puede decidir el uso de esta capacidad para estimular, los hábitos que de acuerdo con los contenidos curriculares y los objetivos a cumplir, es necesario reforzar; o sea que se puede inducir a un estudiante de arquitectura, para modificar sus conductas en función de objetivos determinados de antemano, en los que se haga responsable de sus actos, orientándolos hacia una formación integral de su persona, como individuo y como profesional.
El enfoque humanista pretende caracterizar la enseñanza a través de fomentar el hábito de la reflexión, el pensamiento ordenado y crítico, la conciencia histórica, la experiencia estética, la cooperación social responsable y la congruencia entre los pensamientos y la conducta, previo a la toma de decisiones.
La investigación cualitativa ofrece un sinnúmero de alternativas epistemológicas, desde las cuales puede construirse el objeto de estudio, busca comprender las fuerzas que motivan al sujeto en sus ideas y sentimientos, su intención es comprender los motivos y creencias que están detrás de la acción del sujeto, esta comprensión tiene aspectos que carecen de explicación, se caracteriza como forma de empatía y recreación, del clima mental, pensamientos, sentimientos y motivaciones, los significados son productos simbólicos que surgen mediante la interacción social.
Napoleón Hill, identifica tres aspectos que afectan la formación voluntaria de los hábitos en la conducta de los individuos y por extensión en su formación académica:
- La Plasticidad, es la habilidad que tiene un individuo para moldear sus conductas, implica la forma en que estas se conservarán, hasta que se presente un estímulo que sea lo suficientemente potente para modificarlas, este aspecto, puede verse influido por fuerzas externas y por un control consciente de la conducta; a través de la razón y la lógica, el individuo decide cómo comportarse y mediante la fuerza de voluntad y la autodisciplina, se obliga a hacerlo
- La Frecuencia de impresión, que depende de la relación que existe entre las conductas y la repetición de los actos, entre más frecuente sea la repetición de un hábito, se estimula más velozmente su aprehensión y su integración en la conducta.
- Intensidad de impresión, es esencialmente un motivo poderoso y competente y un deseo vehemente.
Hill dice que si una idea se imprime en la mente y está respaldada por un deseo emocional, se convierte en obsesión; la intensidad de la impresión afecta la velocidad en que se fije el hábito.
Por su parte W. Clement Stone, dentro de las nuevas teorías de la automotivación, dice que se puede decidir conscientemente, que hábitos son adecuados desarrollar en función de un proyecto determinado, utilizando automotivadores, que son afirmaciones o símbolos que deliberadamente se usan a modo de autosugestión para hacer que se tomen medidas apetecibles, que queden grabadas en el inconsciente; se puede de manera deliberada, poner en acción el auto-motivador enviando una señal al consciente de que un hábito debe repetirse, para convertir desventajas en ventajas y pugnar por logros superiores; la mente puede lograr para aquellos que cuentan con una actitud positiva, logros tales que sus resultados sean satisfactorios y esto es motivo de repetición y afirmación de las conductas, y por supuesto de la aprehensión de los conocimientos[3].
Por último, Piaget en su tendencia constructivista, plantea la manera como se construyen racionalmente los conocimientos dentro de un proceso psicogenético en los individuos, lo que ha generado importantes expectativas en el campo de la educación, parte del principio de una problemática epistémica referida a la construcción del conocimiento y las categorías del pensamiento racional, su epistemología es de tipo interaccionista constructivista; los supuestos teóricos fundamentales de este enfoque, residen en la postulación del mecanismo de la equilibración y de los estadios del desarrollo cognitivo; desde el punto de vista constructivista, la educación debe centrarse en la promoción del desarrollo cognitivo y moral, con base en el eje de la actividad autoconstructiva del alumno.
Partiendo de los términos expuestos anteriormente, y estableciendo una fuerte liga con los conceptos constructivista y humanistas, se plantea un modelo de enseñanza creativa integrable, propuesto por Frank E. Williams[4], donde a través de ciertas variantes, plantea las posibilidades de establecer modelos de enseñanza aprendizaje creativos, donde la construcción y significación del conocimiento correspondan a los contenidos de aprendizaje y las habilidades a la destreza para aplicar los conocimientos en situaciones concretas; la formación valoral en cambio, corresponde a la proyección de los valores en la vida del individuo; esta propuesta en referencia a criterios y conceptos significativos y valorales desde un punto de vista humanista y constructivista, pretende integrar dentro del contenido académico del proyecto educativo en la enseñanza de la Arquitectura porque se adecua a los objetivos que plantea como fundamento, considerando las siguientes tres dimensiones:
- Las materias por impartir o por aprender, es decir el contenido significativo de los programas.
- Las técnicas y estrategias del educador para hacer reaccionar al alumno en el aprendizaje de dichas materias, la tecnología educativa y la orientación del conocimiento.
- Los tipos de comportamiento o respuesta del alumno, su estructuración valoral y las conductas terminales propuestas.
El pensamiento crítico como alternativa para la enseñanza humanista, Williams considera que lo esencial de la realidad de una clase, para que las reacciones del alumno sean creativas, consiste en el compromiso e interacción valoral alumno-profesor en torno a un programa discutido críticamente, que los requerimientos de aprendizaje sean abiertos y flexibles, que los contenidos del tema sean significativos para el alumno y que exista una constante comunicación entre los participantes.
Las habilidades creativas pueden ser cognoscitivas o afectivas, las primeras incluyen la fluidez o facilidad para generar ideas; la flexibilidad o facilidad para generar ideas novedosas, únicas y útiles; y la elaboración o facilidad para detallar y desarrollar las propias ideas; las segundas permiten fomentar la disposición y el valor de exponerse al fracaso, a la crítica; consideran la disposición para jugar con el azar, a funcionar en situaciones poco estructuradas y a defender sus propias ideas.
Estas estrategias significan la propensión a desarrollar en el alumno la audacia, complejidad de pensamiento, curiosidad e imaginación o intuición, que todo proyecto de educación continua pretende; porque describen los diferentes tipos de estímulos que deliberadamente se aplican dentro de los cursos, con la intención de favorecer el aprendizaje creativo; implican la incitación, los atributos, las analogías, las preguntas provocadoras; además se fomenta la investigación tanto abierta como sistemática, la expresión intuitiva, la lectura, escucha y redacción creativa, la visualización[5], etc.
Por otro lado, dentro del proceso de aprendizaje creativo, se ha descubierto, que mucho de este potencial creativo, reside en la capacidad para pensar en imágenes; debido a que en el proceso lógico de abstracción e interacción del conocimiento, las imágenes preceden a los conceptos; en su proceso de aprendizaje, el alumno utiliza imágenes que son básicas para su razonamiento y la posterior conceptuación del objeto de conocimiento, estas imágenes, le permiten concebir innovaciones que en ocasiones son radicales y trascendentales en la construcción del conocimiento, Piaget considera que existe un verbalismo de la imagen como existe un verbalismo de la palabra.
Considerando que el arquitecto dentro de su proceso de trabajo, almacena y manipula información sobre un problema en particular de manera intuitiva e imaginativa, estructurar una propuesta educativa que va dirigida a la excelencia académica en su formación profesional, integrando procesos continuos de descubrimiento y reacomodo del saber a través del aprendizaje creativo; donde se fomente el criterio propio, se estimule el potencial creativo para pensar en imágenes, la práctica del pensamiento crítico y los principios de la investigación, la confrontación dialéctica, los procesos de razonamiento, argumentación dialógica y la capacidad para la toma de decisiones.
Este tipo de proyectos educativos, son atractivos para un profesional que esta acostumbrado a concebir ideas originales que visualiza en su imaginación, que genera imágenes innovadoras a partir de abstracciones conceptuales y razonamientos lógicos; esta capacidad creativa de imaginar, le permite a través de procesos metodológicos, analizar propuestas espaciales, estableciendo virtualmente una síntesis arquitectónica, que concreta de manera diferente en un proyecto; todo esto como un concepto audaz de la imaginación.
De esta manera el arquitecto viene a ser el protagonista y responsable último de su personal construcción de significados sobre los contenidos culturales aprehendidos en la escuela; cuestionándose la dinámica interna de funcionamiento cognitivo como base satisfactoria en la construcción de su conocimiento.
Por esto cada vez que el arquitecto se fija nuevas metas y estas las visualiza como habiéndola alcanzado, da a la información un nuevo significado y reconsidera los conceptos dentro de una nueva combinación y orden, es justamente dentro de esta articulación donde se buscan los indicadores más relevantes para comprender la dinámica de la construcción de los significados, y sobre todo su interrelación con el uso de la imaginación; esta capacidad para construir significados a través de imaginar, experimentar y descubrir cosas nuevas, que tiene el arquitecto, le ha permitido participar en los grandes avances de la civilización en sus diferentes estadios históricos, estableciendo grandes ciudades y complejos urbanos y monumentos arquitectónicos, modificando en el ser humano su concepto de habitabilidad.
La experiencia que ha dejado la modernidad, permite vislumbrar una integración dentro del contexto histórico, que puede ser considerada como el producto final, que ha sufrido una metamorfosis social, psicológica, filosófica y legal, desde el concepto evolucionista de supervivencia de los más aptos, pasando por el surgimiento de la filosofía humanística y el actual concepto de normalización[6]; esta situación, exige que junto a la excelencia académica se busque también la excelencia profesional en la visión unitaria de todas las áreas del saber, compartiendo esta construcción del conocimiento con la búsqueda del bien común.
En estos términos, se propone crear un proyecto educativo en la enseñanza de la Arquitectura desde una óptica de cientificidad, construcción y validación del conocimiento (cuando se propone enseñar el contenido de una ciencia específica, dentro de un marco referencial constructivista, se debe tomar como punto de partida la epistemología[7] de la ciencia misma), donde se estimule la construcción de los conocimientos a partir de procesos de aprendizaje creativo, fomento de habilidades creativas y estímulo de la imaginación, articulando los mecanismos epistémicos, psicológicos y socio genéticos que permitan construir nuevos significados que realicen contribuciones valiosas al arquitecto, explorando nuevas vertientes de la tecnología empresarial y su impacto en las necesidades y exigencias del mercado profesional, la generación de empleos, la capacitación continua y la profesionalización del quehacer empresarial en arquitectura.
Considerando que “el aprendizaje es el resultado de una construcción propia de la información”[8], aplicando los procesos de aprendizaje significativo, aprendizaje creativo, aprendizaje innovativo[9] y estímulo en el uso de la imaginación, en función de los objetivos que se persiguen al incidir en el ámbito del mercado profesional y la generación de nuevas perspectivas del quehacer del arquitecto, esta especialidad debe estructurarse en función de los cuatro factores fundamentales del aprendizaje[10]:
[1] Ex Corde Eclessiae, Constitución Apostólica de Juan Pablo II, pp. 26-36., citado en Declaración de la Filosofía Institucional de la Universidad Intercontinental, p. 3.
[2] Este sistema de acierto error es uno de los paradigmas de la enseñanza de la arquitectura que se analizarán posteriormente en el capítulo 4.
[3] La mayoría de las técnicas de estudio, utilizan estas afirmaciones, y recomiendan su uso y aplicación.
[4] Para una mejor información sobre la propuesta creativa de Frank E. Williams, consultar Amegan Samuel, “Para una Pedagogía Activa y Creativa”, Editorial Trillas, México, 1993.
[5] Ibid, Pp. 56-62.
[6] Se menciona en el capítulo 1 dentro del tema 1.3.- El campo de trabajo del Arquitecto y el ejercicio profesional.
[7] La epistemología suministra a la didáctica elementos para la elaboración de su marco teórico, Moreno Armella Luis, La enseñanza de las matemáticas, un enfoque constructivista, en Castorina J.A. et. al. “Piaget en la educación”, de PAIDÓS, UNAM, México, 1998. Pag. 192.
[8] Díaz Barriga Angel, Aportes para la educación y para la Didáctica, en Castorina J.A. et. al. “Piaget en la educación”, de PAIDÓS, UNAM, México, 1998. Pag. 130.
[9] Botkin James, autor de varios libros sobre educación y tecnología, dice que este tipo de aprendizaje se basa en la formulación del problema y la imaginación de conceptos totalmente nuevos como solución.
[10] Delor Jaques, “La Educación Encierra un Tesoro”, Ediciones UNESCO, México, 1996.
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