La arquitectura es una estructura compleja que tiene como fin esencial el habitar, algo ineludible para el ser humano, ligado propiamente a su angustia existencial, está en su esencia, su supervivencia y protección, el habitar es en sí la parte fundamental de la arquitectura y esencial para el desarrollo social y cultural del Ser Humano.
Por esta razón, la cultura como vía de transmisión de caracteres adquiridos por la sociedad se auto produce, reproduce y autorregula a partir de reglas, normas, saberes, mitos y prohibiciones, por lo que está acostumbrada a asumir riesgos con la rapidez y fluidez del momento y a transformarse a conveniencia. La cultura actual de obsolescencia programada afecta la forma de habitar, las costumbres, la moda y la percepción de los espacios y por consiguiente a la arquitectura y el urbanismo.
La cultura del habitar exige al ser humano un espacio donde habitar, transformando su entorno para su comodidad, mejorar sus condiciones y calidad de vida, la urgencia de habitar ha generado que no exista tiempo de reflexionar acerca del fenómeno. Porque el habitar es abstracto como la vida misma, dinámico, flexible y cambiante, siempre capaz de modificarse en el tiempo, como la cultura y la costumbre que lo enriquecen, dan forma y constituyen la esencia del espacio habitado
Esta complejidad hace del habitar algo difícil de complacer formalmente por un arquitecto, el espacio habitado florece y decae al compás de los esplendores y fracasos de sus habitantes, el espacio habitable y el usuario habitador están relacionados y son interdependientes, la forma y configuración del espacio los significa y sensibiliza, está directamente relacionado con la naturaleza del habitador.
El termino Habitar deriva del latín habitare que significa vivir en él. De esta forma, la habitabilidad humana se determina por la relación y adecuación entre el Ser Humano y su entorno, o sea la posibilidad de vivir en un lugar determinado que tiene la cualidad y capacidad de satisfacer los requerimientos humanos de habitabilidad.
La habitabilidad es una cualidad del habitar que viene a ser la relación, adecuación y transformación del entorno natural para que un espacio se ajuste a las necesidades y expectativas de su habitador. Por esta razón debe ser diversificada adaptable y proporcionar respuesta adecuadas a la compleja variedad de modos de vida y estructuras de convivencia presentes en la actualidad y a su evolución en el tiempo. Viene a ser una meta del bienestar humano.
Como cualidad del espacio se basa en múltiples aspectos ajenos a los elementos arquitectónicos, de esta forma, un lugar puede ser habitable si tiene características afectivas y no necesariamente espacio-funcionales. Por ejemplo cualquier espacio natural o artificial es potencialmente habitable y puede estar o no habitado, pero en cambio los espacios arquitectónicos deben ser habitados para ser considerados Arquitectura, cualidad que diferencia a la arquitectura de todo tipo de construcción, por esta razón, toda la Arquitectura es construcción pero no toda la construcción es Arquitectura..
Las obras arquitectónicas se convierten en Arquitectura siempre y cuando sean habitadas. La Arquitectura, tiene la capacidad de crear espacios habitables, es la única disciplina o técnica capaz de proyectar habitabilidad, de darle vida a un espacio, o conjunto de espacios, pero es el usuario el protagonista que tiene la capacidad de darle el sentido habitable al apropiarse del espacio.
De esta manera la Arquitectura proporciona los espacios donde el ser humano puede expresarse y vivir libremente o sea, habitarlos, La arquitectura es interpretada por la forma de habitar de sus moradores, ya que la habitabilidad de los espacios arquitectónicos son las características que estos presentan para mejorar la calidad de vida emocional, física y psicológica de su habitador.
En Arquitectura el espacio debe ser habitable por excelencia. Los objetos arquitectónicos son el medio indiscutible a través del cual se consigue la satisfacción de los requerimientos espaciales del usuario habitador, por lo tanto ser habitable es el concepto rector del Hacer arquitectónico, su finalidad esencial.
Por lo anterior es importante que se considere una actitud crítica en la correcta interpretación de los requerimientos y demandas del usuario habitador; aunque, en muchas ocasiones prevalecen más las características geométricas y las cualidades formales que afectan el índice de habitabilidad. Sin embargo, el ser humano los vive al apropiarse, identificarse y pertenecer al espacio cuando además de las condiciones físico-espaciales, presentan un conjunto de condicionantes donde destacan aspectos simbólicos, socioculturales y económicos que cumplen con los deseos del habitador.
El Ser Humano siempre ha buscado mejorar su forma de vivir de acuerdo a las costumbres características de su tiempo, y es en los espacios arquitectónicos don- de se hace evidente la habitabilidad por su calidad funcional, apariencia, seguridad y confort, condiciones que valoran los usuarios-habitadores, la mayoría de los espacios arquitectónicos permiten además de habitarlos, desarrollar actividades básicas y necesarias del ser humano y así se determinan edificios de trabajo, educación, salud, recreación, etc.
A lo largo de la historia la Arquitectura ha sido la herramienta idónea que logra la correcta interpretación del habitar, creando los espacios eficientemente funcionales que han permitido al usuario desenvolverse y transformarlos en algo propio, en una palabra, habitar los espacios construidos como muestra de su identidad personal, donde puede ser él mismo y construir su propio mundo Tomando lo perfecto dado y transformándolo en su propio imperfecto.
La habitabilidad y calidad de vida en el entorno urbano
Es evidente el impacto que el entorno construido tiene sobre el comportamiento y bienestar humano. Sin embargo, al hablar de habitabilidad y Arquitectura no se puede dejar a un lado su nivel urbano y global, pues de igual manera la Arquitectura de espacios de la ciudad también tiene repercusiones sobre la calidad de vida de sus habitantes. Se habita en la ciudad en medida que el entorno construido lo permita. Factores como la infraestructura, servicios, empleos y educación, hacen de un centro urbano más habitable o no. Una ciudad, al igual que la Arquitectura, es ciudad en todo el esplendor de su significado si está eficientemente habitada.
La habitabilidad es una parte fundamental del desarrollo urbano sustentable, porque articula al subsistema social y ecológico permitiendo evaluar las condiciones del hábitat desde ambas perspectivas al insertarse dentro del eje de bienestar y equidad social, de esta manera, es en esencia el potencial que tiene el espacio urbano para facilitar el desarrollo de la calidad de vida a plenitud de la Sociedad, tanto individual o colectivamente y amalgamar la interacción física, psicológica y social con los procesos ambientales.
De esta forma la ciudad o el barrio deben proyectarse de tal manera que ofrezcan espacios habitables privados y urbanos donde el individuo pueda desarrollarse social e individualmente, espacios que pueda habitar y apropiarse de ellos. Que los convierta en suyos y pueda desenvolverse en plenitud, elegir o prescindir de ellos, porque el espacio arquitectónico no solo se aprecia por su habitabilidad sino también por su función urbana a través de su relación con la infraestructura y el equipamiento así como con las experiencias, emociones y significados que producen al espectador.
Para que un espacio urbano pueda considerarse habitable debe cumplir con ciertos estándares relacionados con las condiciones físicas, ambientales, sociales y culturales del lugar acordes al momento y al espacio correspondiente, como un medio que facilite el desarrollo de un sistema de relaciones íntimas y cosmogónicas entre el entorno ambiental y los espacios funcionales del habitador, lo que implica un bienestar ambiental y un desarrollo en la calidad de vida mientras se va construyendo su ámbito habitable dentro del entorno urbano
La calidad de habitabilidad urbana como acto perceptivo y sensorial implica la interrelación entre el mundo psico-físico-social del habitador con el espacio habitable, significando las formas en que el lugar condiciona sus actividades y modos de vida, siendo cuantificable y controlable al proporcionar las condiciones espaciales de bienestar físico que establecen estándares de confort determinados a través de esquemas de apropiación que identifica el valor y la jerarquía de los elementos de la forma urbana
Un factor importante que determina el grado de habitabilidad urbana en las ciudades es la rigidez del mercado inmobiliario porque repercute en la incapacidad de acceso a la vivienda de determinados sectores, los cuales al asentarse en áreas marginales y vulnerables de la periferia se ven obligados a recorrer grandes distancias entre el lugar de residencia y el lugar de trabajo, aspecto que impacta directamente en su calidad de vida, esta situación remarca el hecho que la habitabilidad del espacio urbano requiere de una buena accesibilidad a servicios y equipamiento y esté rodeada de espacios públicos de calidad,
Por lo tanto, es necesario analizar políticas urbanas que mejoren las condiciones básicas de habitabilidad de las áreas marginales, el sistema vial, el espacio público, la infraestructura, los servicios, el transporte público, los espacios verdes, el enriquecimiento funcional de las áreas residenciales, los programas destinados a crear centros de desarrollo y espacios de servicio comunes.
En sentido integral se puede conceptualizar el grado de calidad de vida y habitabilidad urbana dentro de la morfología de la ciudad de los espacios, contextos o hábitats específicos donde se desarrollan las actividades de un grupo social, posibilitando la satisfacción de sus necesidades y el grado de bienestar relacionado con la calidad de vida, que mejoren el contacto, la relación social y la amistad entre las personas que habitan el entorno para que puedan sentirse arraigados a los lugar funcionales que utilizan e integrados a los grupos y redes sociales.
Para que exista habitabilidad y calidad de vida en los espacios y áreas urbanas habitables deberán principalmente satisfacer las necesidades objetivas y subjetivas de los individuos y grupos que los ocupan, ya que, su habitabilidad está determinada por la relación y adecuación entre el individuo y su entorno, vinculadas a un determinado grado de satisfacción de servicios y a la percepción del espacio habitable como sano, seguro y confortable y el respeto de los modos de vida y usos tradicionales del espacio, de ahí se puede concluir que sin habitabilidad no hay calidad de vida o, mejor dicho, la habitabilidad se constituye como condicionante para el desarrollo de calidad de vida dentro del espacio urbano.
De esta manera, la comprensión multidimensional del problema del hábitat urbano se hace fundamental al entender la interacción del ámbito social con la ciudad, a distintas escalas como soporte estructural de las dinámicas de la comunidad en función de una infraestructura mínima que permita realizar las actividades sociales básicas en un medio de seguridad, ausente de riesgos que afecten la integridad personal y familiar de la comunidad, y estar situada en un entorno apto para ser habitado, sin poner en peligro la integridad física y mental del habitante.
Dejar una respuesta